El estudio, publicado en la revista "Current Biology", se centró en dos especies de arañas saltadoras, Phidippus audax y Habronattus pyrrithrix. Estas arañas son conocidas por sus elaborados rituales de cortejo, en los que los machos agitan las piernas, abanican las coloridas partes del cuerpo y hacen vibrar sus telas.
Tradicionalmente, se pensaba que las arañas hembras se sentían atraídas principalmente por estas exhibiciones masculinas. Sin embargo, los investigadores de Berkeley descubrieron que las hembras también utilizan sus propias señales visuales y vibratorias para comunicarse con los machos e influir en el resultado del cortejo.
Utilizando cámaras de alta velocidad y tecnología de seguimiento de movimiento, los investigadores observaron que las arañas hembras a menudo iniciaban el proceso de cortejo haciendo vibrar sus redes o moviendo sus patas en patrones específicos. Estas señales atraerían a los machos, quienes luego comenzarían sus propias exhibiciones de cortejo.
Curiosamente, los investigadores descubrieron que las mujeres no siempre quedaban impresionadas por las exhibiciones masculinas. A menudo rechazaban a los hombres que no cumplían con sus estándares, ya sea ignorándolos o ahuyentándolos activamente.
Las arañas hembras también utilizaron sus propias señales visuales y vibratorias para comunicar sus preferencias a los machos. Por ejemplo, harían vibrar sus redes a diferentes frecuencias para indicar su receptividad al apareamiento.
Los investigadores creen que estos hallazgos desafían la visión tradicional de las arañas hembras como receptoras pasivas del cortejo masculino. En cambio, sugieren que las arañas hembras participen activamente en el proceso de apareamiento y desempeñen un papel importante en la elección de sus parejas.
Además de sus implicaciones para nuestra comprensión del comportamiento de las arañas, el estudio también tiene implicaciones más amplias para el estudio de la selección sexual y la elección de pareja en los animales. Sugiere que las hembras pueden desempeñar un papel más activo en la elección de pareja de lo que se pensaba anteriormente, incluso en especies donde los machos son conocidos por sus elaboradas exhibiciones de cortejo.