En la fábula clásica, el ratón de ciudad y el ratón de campo debaten los méritos relativos de sus respectivos estilos de vida. El ratón de ciudad ensalza las virtudes de una vida de lujo y abundancia, mientras que el ratón de campo exalta la paz y tranquilidad del campo.
Pero ¿y si hubiera una tercera opción? ¿Y si hubiera una manera de combinar lo mejor de ambos mundos? Ésa es la cuestión que la bióloga Dra. Emily Hager está explorando en su investigación sobre ratones urbanos.
Hager, profesor asistente en la Universidad de California, Berkeley, ha estado estudiando ratones urbanos durante más de una década. Está particularmente interesada en cómo los ratones se han adaptado a vivir muy cerca de los humanos.
"Los ratones son animales increíblemente exitosos", dice Hager. "Han podido adaptarse a una amplia gama de entornos, desde los trópicos hasta el Ártico. Pero su capacidad para prosperar en las ciudades es particularmente notable".
En las ciudades, los ratones tienen acceso a un suministro constante de alimentos, así como a refugio de los elementos y de los depredadores. También tienen la oportunidad de interactuar con los humanos, lo que puede brindarles recursos y oportunidades adicionales.
Como resultado de estas ventajas, los ratones urbanos han desarrollado una serie de adaptaciones que los hacen muy adecuados para la vida en la ciudad. Por ejemplo, son más pequeños que sus homólogos rurales, lo que les permite caber en espacios reducidos. También son más agresivos y territoriales, lo que les ayuda a competir por los recursos.
En su investigación, Hager ha recolectado ratones de hogares de todo el mundo. Ha estudiado su genética, su comportamiento y su dieta. También ha observado cómo interactúan con los humanos.
Su investigación ha demostrado que los ratones urbanos son una población distinta de los ratones del campo. Tienen diferentes adaptaciones genéticas, diferentes rasgos de comportamiento e incluso diferentes dietas.
El trabajo de Hager nos está ayudando a comprender cómo los ratones han podido adaptarse a vivir en las ciudades. Este conocimiento podría utilizarse para desarrollar nuevas estrategias para controlar las poblaciones de ratones en zonas urbanas.
"Los ratones son parte de nuestro ecosistema urbano", dice Hager. "No van a desaparecer. Pero al comprender cómo viven, podemos aprender a coexistir con ellos de manera más pacífica".