Los químicos pueden analizar restos de alimentos antiguos, como fragmentos de cerámica, para identificar los ingredientes que se utilizaron. También pueden utilizar su conocimiento de las reacciones químicas para reconstruir cómo se combinaron estos ingredientes para crear diferentes platos.
Los arqueólogos pueden utilizar su conocimiento de las culturas y civilizaciones antiguas para identificar las plantas y animales que estaban disponibles para nuestros antepasados y cómo podrían haber sido utilizados en la cocina. También pueden utilizar sus habilidades de excavación para descubrir evidencia de métodos de cocina antiguos, como hogares y hornos.
Los biólogos pueden identificar y estudiar los microorganismos presentes en restos de alimentos antiguos, lo que puede proporcionar información valiosa sobre los ingredientes utilizados y cómo se prepararon y conservaron los alimentos.
Al trabajar juntos, químicos, biólogos y arqueólogos pueden obtener una comprensión integral de las prácticas culinarias de nuestros antepasados y descubrir los secretos de sus recetas.