Edad del universo:
* Radiación de fondo de microondas cósmico (CMB): Este débil brillo de Big Bang proporciona información crucial sobre el universo temprano. Al estudiar sus fluctuaciones de temperatura, los científicos pueden estimar que la edad del universo tiene aproximadamente 13.8 mil millones de años.
* constante de Hubble: Este valor mide la velocidad a la que se está expandiendo el universo. Al extrapolar esta expansión en el tiempo, los científicos pueden estimar la edad del universo. Actualmente se estima que la constante de Hubble es de alrededor de 70 km/s/mpc (kilómetros por segundo por megaparsec).
Edad de los planetas:
* Citas radiactivas: Este método se basa en la descomposición de los isótopos radiactivos dentro de rocas y minerales. Al medir las proporciones de los elementos radiactivos y sus productos de descomposición, los científicos pueden determinar la edad de las rocas y, por extensión, del planeta del que vinieron.
* Contado de cráter: El número y la densidad de los cráteres en la superficie de un planeta pueden proporcionar pistas de su edad. Las superficies más antiguas generalmente tienen más cráteres, suponiendo una tasa constante de impactos con el tiempo.
* Análisis de meteorito: Los meteoritos son fragmentos de asteroides o cometas que han caído a la tierra. Al salir con meteoritos, los científicos pueden obtener información sobre la edad del sistema solar y, por extensión, los planetas dentro de él.
Notas importantes:
* Las estimaciones de edad no son perfectas: Siempre hay cierta incertidumbre en estas mediciones, y los científicos refinan constantemente sus estimaciones a medida que hay nuevos datos disponibles.
* Los planetas se forman en diferentes momentos: La tierra, por ejemplo, se formó mucho más tarde que el universo mismo. Diferentes planetas tienen plazos de formación diferentes.
En resumen, al combinar varios métodos científicos, los científicos han estimado que la edad del universo es de aproximadamente 13.8 mil millones de años. La edad de los planetas individuales se determina a través de métodos como la datación radiactiva y el conteo de cráter, con estimaciones que varían según el planeta y su historial de formación.