* Presión: La inmensa gravedad del sol comprime su núcleo en un grado inimaginable. Esta presión es tan inmensa que supera la tendencia natural de la materia a solidificarse. Imagínese apretar un gas con tanta fuerza que sus átomos se ven obligados a estar increíblemente juntos.
* Temperatura: El núcleo del sol es inimaginablemente caliente, llegando a millones de grados Celsius. Este calor intenso mantiene los átomos en el núcleo en movimiento extremadamente rápidamente. Chocan entre sí con tanta fuerza que superan cualquier tendencia a formar una estructura sólida.
Piénselo de esta manera:imagina sacudir una botella de arena vigorosamente. Las partículas de arena rebotan constantemente entre sí, evitando que se asienten en una forma sólida. Los átomos en el núcleo del sol están haciendo algo similar, pero a una escala mucho mayor.
En resumen: El núcleo del sol sigue siendo un plasma, un estado de materia donde los átomos se despojan de sus electrones, debido a la inmensa presión y temperatura. Este estado es esencialmente un gas sobrecalentado e ionizado, y es el combustible para las reacciones de fusión nuclear del sol.