* calor extremo: La superficie de Venus es increíblemente caliente, alcanzando temperaturas de más de 900 ° F (482 ° C). Este calor intenso hace que las gotas de ácido sulfúrico se evaporen antes de que puedan llegar al suelo.
* atmósfera densa: Venus tiene una atmósfera muy gruesa, compuesta principalmente de dióxido de carbono. Esta densa atmósfera actúa como una manta, atrapando el calor y evita que la lluvia del ácido sulfúrico llegue a la superficie.
Entonces, mientras el ácido sulfúrico se forma en las nubes de Venus, existe como una lluvia perpetua que nunca toca el suelo.