La velocidad de escape de un planeta está relacionada con su gravedad superficial. Cuanto mayor sea la gravedad superficial, mayor será la velocidad de escape. En el caso de Mercurio, debido a su pequeño tamaño, la velocidad de escape es menor en comparación con planetas más grandes como la Tierra. Esto permite que las partículas de gas en la atmósfera alcancen más fácilmente la velocidad de escape y escapen al espacio.
Además, Mercurio está expuesto a una intensa radiación solar y al viento solar debido a su proximidad al Sol. El bombardeo constante de partículas energéticas y radiación del Sol puede contribuir a la pérdida gradual de partículas de gas atmosférico a través de procesos como la pulverización y la evaporación.
Además, Mercurio carece de un campo magnético significativo, lo que ayudaría a proteger su atmósfera para que no sea arrastrada por el viento solar. Como resultado, el viento solar puede interactuar directamente con la tenue atmósfera de Mercurio y provocar una mayor erosión con el tiempo.