1. Gas y polvo: Las nebulosas están compuestas principalmente de gas y polvo. El gas es principalmente hidrógeno, con algo de helio y otros elementos. Las partículas de polvo están formadas por elementos pesados, como carbono, oxígeno, silicio y hierro.
2. Temperatura suficiente: Para que los materiales de una nebulosa se combinen y formen una nueva estrella, la nebulosa debe tener suficiente temperatura y densidad. La temperatura de la nebulosa está influenciada por su ubicación y el entorno que la rodea. Por ejemplo, una nebulosa ubicada cerca de una estrella caliente o de una región de formación estelar tendrá una temperatura más alta en comparación con una nebulosa en un área más aislada. La densidad de una nebulosa también es crucial. Si una nebulosa es demasiado difusa o tiene muy poca masa, es posible que no pueda generar suficiente fuerza gravitacional para juntar el gas y el polvo.
3. Gravedad: La fuerza gravitacional juega un papel fundamental en la formación de nuevas estrellas. La atracción gravitacional entre las partículas de gas y polvo dentro de la nebulosa hace que se agrupen. A medida que se acumula más y más material, la fuerza gravitacional se intensifica. Esto conduce a la formación de un núcleo denso y giratorio llamado protoestrella. La protoestrella continúa creciendo y contrayéndose bajo la influencia de la gravedad, hasta alcanzar finalmente las condiciones necesarias para que comience la fusión nuclear, marcando el nacimiento de una nueva estrella.