Los agujeros negros son objetos increíblemente densos que se forman cuando una estrella colapsa bajo su gravedad. A medida que la materia cae en un agujero negro, gana energía y se calienta extremadamente. Este proceso crea un horizonte de sucesos, el punto de no retorno más allá del cual nada, ni siquiera la luz, puede escapar de la atracción gravitacional del agujero negro.
La temperatura dentro de un agujero negro no es uniforme sino que varía según la ubicación. La región cercana al horizonte de sucesos se conoce como ergosfera, donde las partículas pueden acelerarse a energías extremadamente altas debido al movimiento de rotación del agujero negro. La temperatura en esta región puede ser de millones o incluso miles de millones de grados Celsius.
En el centro de un agujero negro se encuentra una singularidad, donde las fuerzas gravitacionales se vuelven infinitamente fuertes y las leyes de la física tal como las conocemos se desmoronan. Se cree que la temperatura en la singularidad es indefinida o posiblemente infinita.
Es importante señalar que las temperaturas extremas asociadas con los agujeros negros son predicciones teóricas basadas en nuestra comprensión actual de la física. Observar y medir directamente las temperaturas dentro de los agujeros negros está actualmente más allá de nuestras capacidades tecnológicas.