1. Terremotos:
- Provocar temblores de tierra, que pueden dañar edificios, infraestructuras y paisajes naturales.
- Provocar deslizamientos de tierra, corrientes de lodo y avalanchas.
- Alterar el curso de ríos y arroyos.
- Generar tsunamis si ocurren bajo el océano.
2. Erupciones volcánicas:
- Liberan grandes cantidades de cenizas, gases y lava, que pueden perturbar los viajes aéreos, afectar los patrones climáticos y causar problemas respiratorios en humanos y animales.
- Crear cúpulas volcánicas, flujos y nubes de ceniza que pueden enterrar comunidades enteras.
- Provocar lahares (corrientes de lodo destructivas) si la ceniza volcánica se mezcla con agua.
3. Tsunamis:
- Son ondas poderosas generadas por terremotos, erupciones volcánicas o deslizamientos de tierra submarinos.
- Viajan a altas velocidades y pueden alcanzar alturas de varios metros, provocando graves inundaciones costeras y devastación.
- Destruir comunidades, infraestructuras y ecosistemas costeros.
4. Impactos de asteroides:
- Puede provocar explosiones masivas e incendios forestales, liberando enormes cantidades de polvo y escombros a la atmósfera.
- Bloquear temporalmente la luz solar, lo que provocará un invierno global y alterará los ecosistemas.
- Crea cráteres de impacto y provoca terremotos, tsunamis y deslizamientos de tierra.
Los eventos repentinos también pueden tener efectos en cascada que se extienden a través de diferentes ecosistemas y regiones. Por ejemplo, una erupción volcánica puede liberar cenizas que afectan el crecimiento de las plantas, provocando una disminución de las poblaciones de herbívoros y, en última instancia, afectando a toda la cadena alimentaria.
Comprender y prepararse para eventos repentinos es crucial para mitigar sus impactos en las sociedades humanas, los ecosistemas y la infraestructura.