Por ejemplo, Venus es mucho más caliente que la Tierra, con una temperatura superficial de aproximadamente 462 °C (863 °F). Esto se debe a que Venus tiene una atmósfera mucho más densa, que atrapa el calor y convierte al planeta en un invernadero. Por el contrario, la atmósfera de la Tierra es mucho más delgada y permite que se escape el calor, lo que mantiene al planeta más frío.
Venus también tiene una composición atmosférica muy diferente a la de la Tierra. La atmósfera de la Tierra está compuesta principalmente de nitrógeno y oxígeno, mientras que la atmósfera de Venus está compuesta principalmente de dióxido de carbono. Esta diferencia en la composición atmosférica tiene un gran impacto en el clima y las condiciones de la superficie de los dos planetas.
Finalmente, Venus tiene una velocidad de rotación mucho más lenta que la Tierra. La Tierra completa una rotación completa cada 24 horas, mientras que Venus tarda unos 243 días terrestres en rotar una vez. Esto significa que un día en Venus es mucho más largo que un día en la Tierra.
Todas estas diferencias entre Venus y la Tierra los convierten en planetas muy diferentes, a pesar de su tamaño, masa y densidad similares.