- Campañas de desinformación por parte de Rusia, Irán y China.
- Algoritmos de redes sociales que priorizan el contenido que generó la mayor participación.
- Falta de confianza en las instituciones, especialmente en aquellas que formaban parte del establishment.
- Algunos grupos de personas eran más vulnerables a la desinformación, como aquellos con niveles más bajos de educación o aquellos que se sentían privados de sus derechos ante la sociedad.