Durante gran parte de su vida, Leo P vivió en las afueras del cúmulo de galaxias de Virgo, lejos de galaxias masivas y desprovisto de reservas sustanciales de gas molecular frío, la materia prima a partir de la cual se forman las estrellas. Como resultado, Leo P era considerada una galaxia elíptica enana, conocida por albergar una población estelar antigua y producir pocas estrellas nuevas.
Este panorama cambió drásticamente cuando Leo P cayó en el dominio de la gigantesca galaxia elíptica M87, la galaxia dominante en el cúmulo de Virgo, hace unos 100 millones de años.
"Por primera vez hemos observado un evento de fusión menor en el que la galaxia enana en fusión muestra no sólo una clara presencia de gas frío, sino también una vigorosa actividad de formación estelar", afirma Enriquillo Dante, investigador del IAC y de la Universidad de La Laguna ( ULL) y el primer autor del artículo publicado en Nature Astronomy.
Las observaciones realizadas con el telescopio ALMA sugieren que el encuentro desencadenó flujos de gas que alcanzaron Leo P y comprimieron su depósito gaseoso. Este repentino aumento de la densidad del depósito resultó en una dramática intensificación de la formación estelar.
"El hecho de que un formador de estrellas tan ineficiente fuera capaz de activar su actividad de formación estelar tan rápidamente sugiere que el episodio actual no es el primero de su tipo. En el pasado, Leo P debe haber pasado por eventos similares durante los cuales se convirtió temporalmente en un enana formadora de estrellas", afirma David Aguerri, investigador del IAC que participó en el estudio.