La teoría científica predominante sobre cómo se formó la Luna se llama Hipótesis del Impacto Gigante.
Esta teoría propone que la luna fue creada por una colisión masiva entre la Tierra primitiva y un protoplaneta del tamaño de Marte llamado Theia.
Esta colisión ocurrió hace unos 4.500 millones de años, cuando la Tierra aún se encontraba en sus primeras etapas de formación. Se estima que el impacto expulsó una porción significativa del manto de la Tierra a la órbita, formando la luna.
Según la hipótesis del impacto gigante, Theia chocó con la Tierra en un ángulo oblicuo, provocando un golpe indirecto que envió una gran cantidad de material terrestre a la órbita.
Este material finalmente se fusionó formando la luna. La colisión también provocó que la Tierra se inclinara sobre su eje, lo que dio lugar a la formación de las estaciones.
La hipótesis del impacto gigante está respaldada por varias líneas de evidencia, incluido el hecho de que la Tierra y la Luna tienen composiciones similares y que la Luna tiene una densidad relativamente baja.
La luna también tiene una firma isotópica de oxígeno única que es diferente a la de la Tierra, lo que sugiere que proviene de una fuente diferente.
Aunque la hipótesis del impacto gigante es ampliamente aceptada, sigue siendo una teoría y algunos aspectos de ella siguen siendo inciertos. Por ejemplo, los científicos todavía están intentando comprender por qué la órbita de la Luna está inclinada y por qué tiene un núcleo de hierro tan grande.
En general, la hipótesis del impacto gigante es una explicación convincente de cómo se formó la Luna y ha avanzado significativamente nuestra comprensión de la Tierra primitiva y del sistema solar.