Una vez que el agua estuvo presente en la Luna, probablemente fue transportada por la superficie mediante una variedad de procesos, incluidos impactos de micrometeoritos, erupciones volcánicas y el flujo de agua líquida. Los impactos de micrometeoritos pueden vaporizar las moléculas de agua, que luego pueden ser transportadas por el viento solar. Las erupciones volcánicas pueden liberar vapor de agua a la atmósfera, que luego puede condensarse y volver a caer a la superficie. El flujo de agua líquida puede ocurrir cuando la temperatura en la luna es lo suficientemente alta como para derretir el hielo, que luego puede fluir a través de la superficie.
Se cree que el agua de la Luna se encuentra principalmente en forma de hielo y se cree que está presente en una variedad de lugares, incluidos los casquetes polares de la Luna, el regolito lunar y el interior de la Luna. Los casquetes polares de la Luna se encuentran cerca de los polos de la Luna y se cree que contienen una cantidad significativa de hielo de agua. El regolito lunar es la capa de material suelto que cubre la superficie de la luna y se cree que contiene una pequeña cantidad de hielo de agua. Se cree que el interior de la luna es caliente y contiene una cantidad significativa de vapor de agua.
El agua en la Luna es importante porque es un recurso que podría utilizarse en futuras misiones humanas a la Luna. El agua se puede utilizar para beber, cultivar plantas y producir combustible para cohetes. El agua de la luna también podría utilizarse para estudiar la historia y evolución de la luna.