Si bien es posible que algunos de los componentes básicos de la vida (como los aminoácidos y otras moléculas orgánicas) se hayan generado en asteroides, es muy poco probable que todo el modelo de la vida se haya creado en este entorno. Esto se debe a que la compleja maquinaria de la vida, incluido el ADN, las proteínas y otras moléculas esenciales, requiere un entorno sofisticado con agua líquida, una fuente estable de energía y las condiciones químicas adecuadas. Además, la replicación y evolución de la vida requiere un ecosistema estable con interacciones entre diferentes organismos. Si bien los asteroides pueden haber contribuido con algunas materias primas al origen de la vida, es más probable que la vida se haya originado y diversificado en un entorno más complejo y habitable, como en la superficie de la Tierra o en respiraderos hidrotermales en el fondo del océano.