La partícula de Higgs es una partícula elemental masiva que fue predicha por primera vez por Peter Higgs, Robert Brout y Francois Englert en 1964. Fue confirmada experimentalmente por el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN en 2012.
La partícula de Higgs es la encargada de dar masa a todas las demás partículas elementales. Lo hace interactuando con el campo de Higgs, que es un campo de energía que impregna todo el espacio. Cuando una partícula elemental interactúa con el campo de Higgs, adquiere masa.
También se cree que la partícula de Higgs es responsable de la estabilidad del universo. Si la partícula de Higgs no estuviera presente, el universo se habría colapsado sobre sí mismo poco después del Big Bang.
La partícula de Higgs tiene una masa de aproximadamente 126 GeV/c2, que es aproximadamente 126 veces la masa de un protón. También tiene una vida media muy corta, de sólo 10 a 22 segundos.
A pesar de su corta vida media, la partícula de Higgs ya podría haber acabado con el universo si su autoacoplamiento fuera lo suficientemente grande. El autoacoplamiento de una partícula es una medida de la fuerza con la que interactúa consigo misma. Si el autoacoplamiento de la partícula de Higgs fuera lo suficientemente grande, podría haber causado que el campo de Higgs se volviera inestable, lo que habría llevado al colapso del universo.
Sin embargo, el autoacoplamiento de la partícula de Higgs es muy pequeño, razón por la cual no ha acabado con el universo. La pequeñez del autoacoplamiento de la partícula de Higgs es uno de los mayores misterios de la física y es objeto de mucha investigación.