La Luna también está mucho más cerca del centro de la Vía Láctea que la Tierra. Esto significa que es más sensible a las ondas gravitacionales que se emiten desde fuentes en la Vía Láctea, como la fusión de agujeros negros y estrellas de neutrones.
Además, la Luna tiene un entorno de vacío, lo que permitiría la construcción de un observatorio de ondas gravitacionales más grande y más sensible que el que es posible en la Tierra.
El principal desafío a la hora de colocar un observatorio de ondas gravitacionales en la Luna es el coste de transporte e instalación del equipo. Sin embargo, varios estudios han demostrado que es factible construir un observatorio de ondas gravitacionales en la Luna, y varios países y agencias espaciales están considerando hacerlo actualmente.