Debido a que la Luna está bloqueada por mareas con la Tierra, el mismo lado siempre mira hacia la Tierra, mientras que el lado opuesto está permanentemente alejado. La cara oculta de la Luna está relativamente inexplorada en comparación con la cara visible, por lo que sigue siendo una fuente de misterio y fascinación en los campos de la exploración espacial y la astrofísica.
A diferencia de la cara visible, que es predominantemente plana con grandes llanuras basálticas oscuras conocidas como marías, la cara oculta de la Luna se caracteriza por un terreno montañoso y accidentado y extensos cráteres. En la cara oculta se encuentra el cráter más grande de la Luna, la cuenca Aitken del Polo Sur. Este inmenso cráter de impacto mide más de 2.500 kilómetros de diámetro y se estima que tiene unos 4.000 millones de años.
El estudio de la cara oculta de la Luna ha proporcionado información valiosa sobre su historia geológica y los impactos que ha experimentado a lo largo del tiempo. También ha facilitado el descubrimiento de diversos fenómenos científicos y características lunares únicas que no están presentes en el lado cercano, como los mascones (concentraciones de masa) que influyen en el campo gravitacional de la Luna.
En las últimas décadas, las misiones espaciales y las naves espaciales han sido fundamentales para proporcionar imágenes y datos más detallados sobre la cara oculta de la Luna, y algunos países tienen misiones planificadas para explorar más a fondo esta región. Estas misiones tienen como objetivo mejorar nuestra comprensión de la geología, la composición y la evolución general de la Luna y su relación con la Tierra.