La materia oscura es una sustancia fantasmal que los astrónomos no han podido detectar durante décadas, pero que sabemos que tiene una enorme influencia en la materia normal del universo, como las estrellas y las galaxias. A través de la enorme atracción gravitacional que ejerce sobre las galaxias, las hace girar, les da un empujón adicional a lo largo de sus órbitas o incluso las destroza.
Al igual que un espejo de carnaval cósmico, también desvía la luz de objetos distantes para crear imágenes múltiples o distorsionadas, un proceso que se llama lentes gravitacionales.
Y una investigación reciente sugiere que puede crear aún más dramatismo al producir estrellas que explotan.
A pesar de todos los estragos que causa en las galaxias, no se sabe mucho sobre si la materia oscura puede interactuar consigo misma, salvo a través de la gravedad. Si experimenta otras fuerzas, deben ser muy débiles, de lo contrario habrían sido medidas.
Se ha estudiado intensamente un posible candidato a partícula de materia oscura, formada por una clase hipotética de partículas masivas que interactúan débilmente (o WIMP), hasta ahora sin evidencia observacional.
Recientemente, otros tipos de partículas, que también interactúan débilmente pero son extremadamente ligeras, se han convertido en el centro de atención. Estas partículas, llamadas axiones, se propusieron por primera vez a finales de la década de 1970 para resolver un problema cuántico, pero también pueden cumplir los requisitos para la materia oscura.
A diferencia de los WIMP, que no pueden "pegarse" entre sí para formar objetos pequeños, los axiones sí pueden hacerlo. Debido a que son tan livianos, toda la materia oscura tendría que contar con una gran cantidad de axiones, lo que significa que tendrían que estar apiñados. Pero como son un tipo de partícula subatómica conocida como bosón, no les importa.
De hecho, los cálculos muestran que los axiones podrían estar tan juntos que comiencen a comportarse de manera extraña (actuando colectivamente como una onda) de acuerdo con las reglas de la mecánica cuántica, la teoría que gobierna el micromundo de los átomos y las partículas. Este estado se llama condensado de Bose-Einstein y, inesperadamente, puede permitir que los axiones formen sus propias "estrellas".
Esto sucedería cuando la onda se mueve por sí sola, formando lo que los físicos llaman un "solitón", que es una masa de energía localizada que puede moverse sin distorsionarse ni dispersarse. Esto se ve a menudo en la Tierra en vórtices y remolinos, o en los anillos de burbujas que los delfines disfrutan bajo el agua.
El nuevo estudio proporciona cálculos que muestran que tales solitones terminarían creciendo en tamaño, convirtiéndose en una estrella similar en tamaño o más grande que una estrella normal. Pero finalmente se vuelven inestables y explotan.
La energía liberada por una de esas explosiones (denominada "bosenova") rivalizaría con la de una supernova (una estrella normal en explosión). Dado que la materia oscura supera con creces la materia visible en el universo, esto seguramente dejaría una señal en nuestras observaciones del cielo. Todavía tenemos que encontrar tales cicatrices, pero el nuevo estudio nos da algo que buscar.
Proporcionado por The Conversation
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