Las misiones a asteroides han aumentado recientemente. Las visitas de Rosetta, Osirix-REX y Hayabusa2 visitaron cuerpos pequeños y, en algunos casos, devolvieron con éxito muestras a la Tierra. Pero a medida que la humanidad comience a acercarse a los asteroides, se encontrará con un problema técnico importante:el ancho de banda.
Hay decenas de miles de asteroides en nuestra vecindad, algunos de los cuales podrían ser potencialmente peligrosos. Si lanzáramos una misión para recopilar los datos necesarios sobre cada uno de ellos, nuestra infraestructura de comunicación y control interplanetaria se vería rápidamente abrumada. Entonces, ¿por qué no dejar que nuestros embajadores robóticos lo hagan por sí mismos? Esa es la idea detrás de un nuevo artículo publicado en el Journal of Guidance, Control, and Dynamics. y disponible en arXiv Servidor de preimpresión de investigadores de la Universidad Federal de São Paulo y del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil.
El artículo se centra principalmente en el problema de control de qué hacer cuando una nave espacial se acerca a un nuevo asteroide. Las misiones actuales tardan meses en abordarse y requieren comentarios constantes de los equipos terrestres para garantizar que la nave espacial comprenda los parámetros del asteroide al que se acerca, especialmente la constante gravitacional.
Algunas misiones han tenido más éxito que otras; por ejemplo, Philase, el módulo de aterrizaje que acompañaba a Rosetta, tuvo problemas cuando rebotó en la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Como señalaron los autores, parte de esa diferencia fue una enorme discrepancia entre la forma real del cometa y la forma observada que los telescopios habían visto antes de que Rosetta llegara allí.
Misiones aún más exitosas, como OSIRIS-Rex, requieren meses de preparación para completar maniobras relativamente triviales en el contexto de millones de kilómetros que les lleva su viaje total. Por ejemplo, OSIRIX-Rex tardó 20 días en realizar múltiples sobrevuelos a 7 km sobre la superficie del asteroide antes de que el control de su misión considerara seguro entrar en una órbita estable.
Una de las limitaciones importantes que estaban analizando los controladores de la misión era si podían calcular con precisión la constante gravitacional del asteroide que estaban visitando. La gravedad es muy difícil de determinar desde lejos, y su error de cálculo provocó problemas con Philae. Entonces, ¿puede un esquema de control resolver todos estos problemas?
Más información: R. B. Negri et al, Exploración rápida autónoma en las proximidades de asteroides, Revista de orientación, control y dinámica (2024). DOI:10.2514/1.G007186. En arXiv :DOI:10.48550/arxiv.2208.03378
Información de la revista: arXiv
Proporcionado por Universe Today