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El clima espacial histórico puede ayudarnos a comprender lo que vendrá después, según una nueva investigación de la Universidad de Warwick.
Profesora Sandra Chapman, del Centro de Fusión de Warwick, Espacio y Astrofísica, dirigió un proyecto que trazó el clima espacial en ciclos solares anteriores durante el último medio siglo, y descubrió un patrón repetible subyacente en cómo la actividad del clima espacial cambia con el ciclo solar.
El sol atraviesa ciclos solares cada once años, durante ese tiempo el número de manchas solares aumenta hasta el punto máximo (el 'máximo solar'). Más actividad solar significa más llamaradas solares, lo que a su vez puede significar un clima espacial más extremo en la Tierra.
Este avance permitirá una mejor comprensión y planificación del clima espacial, y por cualquier amenaza futura que pueda representar para la Tierra.
El clima espacial puede alterar la electrónica, sistemas de aviación y satélites y comunicaciones:esto depende de la actividad solar, pero como esto es diferente para cada ciclo solar, La probabilidad general de fenómenos meteorológicos espaciales puede ser difícil de predecir.
Esta interesante investigación muestra que el clima espacial y la actividad del sol no son completamente aleatorios, y pueden limitar la probabilidad de que ocurran grandes eventos climáticos en ciclos futuros.
Sandra Chapman, Profesor del Departamento de Física de la Universidad de Warwick y autor principal, comentó:
"Analizamos los últimos cinco máximos solares y descubrimos que, aunque la probabilidad general de eventos más extremos variaba de un máximo solar a otro, hay un patrón subyacente en su probabilidad, que no cambia.
"Si este patrón persiste en el próximo máximo solar, nuestra investigación, lo que limita la probabilidad de que ocurran grandes eventos, permitirá una mejor preparación para las posibles amenazas del clima espacial a la Tierra ".
Los impulsores del clima espacial el sol y el viento solar, y la respuesta vista en la Tierra, ahora han sido monitoreados casi continuamente por observaciones terrestres y espaciales durante los últimos cinco ciclos solares (más de cincuenta años).
Cada ciclo solar tiene una duración y un nivel máximo de actividad diferente, y, como consecuencia, el clima del tiempo espacial de la Tierra también ha sido diferente en cada máximo solar.
Los eventos más extremos son menos frecuentes, por lo que es más difícil construir una imagen estadística de la probabilidad de que ocurran.