Un equipo de investigadores de la Universidad de Manchester y el Museo Británico ha utilizado una micro-CT para revelar que una momia egipcia de 2.100 años de antigüedad, que antes se pensaba que contenía un halcón, en realidad contiene los restos de un bebé que nació muerto.
La momia fue descubierta a principios del siglo XX en la ciudad egipcia de Tebas y originalmente se creía que contenía los restos de un halcón o halcón, que se consideraban animales sagrados en el antiguo Egipto. Sin embargo, las micro tomografías computarizadas realizadas por el equipo de investigación revelaron que la momia en realidad contenía los restos de un bebé humano, probablemente nacido muerto, que había sido envuelto en lino y resina y colocado en un ataúd con forma de halcón.
Las exploraciones mostraron que el bebé tenía aproximadamente 28 semanas en el momento de su muerte y que probablemente era un varón. Los huesos del bebé estaban bien desarrollados, pero el cráneo no estaba completamente osificado, lo que indica que nació muerto.
Los investigadores creen que el bebé pudo haber sido momificado con la forma de un halcón para darle más posibilidades de llegar al más allá, ya que los halcones estaban asociados con el dios Horus, de quien se creía que ayudaba a guiar a las almas al más allá.
El descubrimiento proporciona nuevos conocimientos sobre la práctica de la momificación en el antiguo Egipto y destaca la importancia del uso de técnicas de imagen modernas para estudiar artefactos antiguos.