Por primera vez, Investigadores franceses del CNRS y CEA han desarrollado un transistor que puede imitar las principales funcionalidades de una sinapsis.
Este transistor orgánico, basado en nanopartículas de pentaceno y oro y conocido como NOMFET (Transistor de efecto de campo de memoria orgánica de nanopartículas), ha abierto el camino a nuevas generaciones de computadoras inspiradas en la neuro, capaz de responder de manera similar al sistema nervioso. El estudio aparece en la edición del 22 de enero de 2010 de la revista Materiales funcionales avanzados .
En el desarrollo de nuevas estrategias de procesamiento de información, un enfoque consiste en imitar la forma en que funcionan los sistemas biológicos, como las redes de neuronas, para producir circuitos electrónicos con nuevas características. En el sistema nervioso una sinapsis es la unión entre dos neuronas, permitir la transmisión de mensajes eléctricos de una neurona a otra y la adaptación del mensaje en función de la naturaleza de la señal entrante (plasticidad). Por ejemplo, si la sinapsis recibe pulsos muy compactos de señales entrantes, transmitirá un potencial de acción más intenso. En cambio, si los pulsos están más espaciados, el potencial de acción será más débil.
Es esta plasticidad la que los investigadores han logrado imitar con el NOMFET.
Un transistor, el bloque de construcción básico de un circuito electrónico, se puede utilizar como un simple interruptor, luego puede transmitir, o no, una señal, o en su lugar ofrecen numerosas funcionalidades (amplificación, modulación, codificación etc.).
La innovación del NOMFET reside en la combinación original de un transistor orgánico y nanopartículas de oro. Estas nanopartículas encapsuladas, fijado en el canal del transistor y recubierto con pentaceno, tienen un efecto de memoria que les permite imitar la forma en que funciona una sinapsis durante la transmisión de potenciales de acción entre dos neuronas. Esta propiedad, por tanto, hace que el componente electrónico sea capaz de evolucionar en función del sistema en el que se coloca. Su rendimiento es comparable a los siete transistores CMOS (al menos) que se han necesitado hasta ahora para imitar esta plasticidad.
Los dispositivos producidos se han optimizado a tamaños nanométricos para poder integrarlos a gran escala. Las computadoras de inspiración neurológica producidas con esta tecnología son capaces de realizar funciones comparables a las del cerebro humano.
A diferencia de las computadoras de silicio, ampliamente utilizado en informática de alto rendimiento, Las computadoras inspiradas en neurología pueden resolver problemas mucho más complejos, como el reconocimiento visual.