La superficie de la Luna está constantemente bombardeada por pequeños objetos, como polvo y meteoritos. Estos objetos crean pequeños cráteres, llamados microcráteres, que suelen tener menos de un milímetro de diámetro. Con el tiempo, estos microcráteres pueden acumularse y formar cráteres más grandes.
Los objetos más grandes, como los asteroides y los cometas, pueden crear cráteres de kilómetros o incluso cientos de kilómetros de diámetro. Estos cráteres suelen estar rodeados de material eyectado, que es material que ha sido expulsado del cráter durante el impacto. Las eyecciones se pueden encontrar en una variedad de formas, incluidas rocas, cantos rodados y polvo.
La superficie de la Luna también está cubierta por una capa de regolito, que es un material suelto y no consolidado que está compuesto de fragmentos de roca, polvo y hielo. El regolito se produce por el impacto de asteroides, cometas y meteoroides, así como por la erosión de la superficie lunar por el viento solar.
La combinación de impactos y erosión ha creado la superficie única y repleta de cráteres de la Luna.