Los científicos suelen referirse a la "muerte" de una estrella cuando comienza a agotar su combustible nuclear y avanza hacia las etapas finales de su ciclo de vida. Dependiendo de la masa de la estrella, puede transformarse en una enana blanca, una estrella de neutrones, un agujero negro o experimentar un colapso total. Estos remanentes estelares no emiten luz de la misma forma que las estrellas activas y ya no son capaces de generar el mismo tipo de energía que nutre los sistemas solares.
Por lo tanto, el concepto de que los sistemas solares sigan existiendo alrededor de soles muertos carece de una base sustancial en nuestra comprensión científica actual de la evolución estelar y los sistemas planetarios.