1. Resistencia del aire: La pelota que se mueve a través del aire experimenta fricción. Cuanto más rápido viaja la pelota, mayor será la resistencia del aire. Esta fuerza ralentiza la pelota empujando contra su dirección de movimiento.
2. Fricción rodante: Cuando la pelota rueda en el suelo, hay fricción entre la pelota y la superficie. Esta fricción ralentiza la pelota hacia abajo, convirtiendo parte de su energía cinética en calor.
3. Gravedad: Si bien la gravedad no ralentiza directamente la pelota horizontalmente, hace que la pelota descienda y pierda la velocidad vertical. Este movimiento descendente puede afectar indirectamente la velocidad horizontal de la pelota al afectar su trayectoria y cómo interactúa con el suelo.
4. SPIN: Si la pelota se patea con giro, la resistencia al aire puede verse influenciada por el giro, creando un fenómeno llamado efecto Magnus. Dependiendo de la dirección de giro, esto puede aumentar o disminuir la velocidad de la bola.
5. Contacto con obstáculos: Si la pelota golpea algo como un jugador, un poste de portería o el suelo, perderá energía y disminuirá debido al impacto.
La combinación de estas fuerzas, especialmente la resistencia al aire y la fricción rodante, reducen gradualmente la velocidad de la pelota de fútbol hasta que finalmente se detiene.