La cizalladura del viento puede tener un impacto significativo en las operaciones de las aeronaves, particularmente durante el despegue y el aterrizaje. Puede hacer que la aeronave se balancee, cabecee o guiñe, y también puede provocar una pérdida de sustentación. En algunos casos, la cizalladura del viento puede incluso provocar que un avión se estrelle.
Los pilotos están capacitados para ser conscientes de los peligros de la cizalladura del viento y tomar precauciones para evitarla. Estas precauciones incluyen el uso de radar meteorológico para identificar áreas de cizalladura del viento y volar a una altitud segura sobre el suelo.
La cizalladura del viento es un peligro climático grave, pero se puede controlar con una planificación y capacitación adecuadas.