Cuando la luz viaja de un medio a otro, como del aire al vidrio o al agua, su velocidad cambia. Este cambio de velocidad hace que la luz se doble o refracte.
La cantidad de flexión depende de la diferencia en los índices de refracción de los dos medios. El índice de refracción es una medida de cuánto ralentiza un medio la luz.
Cuanto mayor sea la diferencia en los índices de refracción, mayor será la cantidad de flexión. Por ejemplo, la luz se desvía más cuando viaja del aire al vidrio que cuando viaja del aire al agua porque el vidrio tiene un índice de refracción más alto que el agua.
La curvatura de la luz también se ve afectada por la longitud de onda de la luz. Las longitudes de onda más cortas, como la luz azul, se curvan más que las longitudes de onda más largas, como la luz roja. Por eso vemos un arco iris cuando la luz del sol pasa a través de las gotas de agua en el aire. Las diferentes longitudes de onda de la luz se refractan en diferentes ángulos, lo que hace que la luz se separe en un espectro de colores.