El campo magnético de un metal también se ve afectado por su forma y tamaño. Una varilla de metal larga y delgada tendrá un campo magnético más fuerte que una varilla de metal corta y gruesa. Esto se debe a que la varilla de metal larga y delgada tiene una superficie mayor, lo que significa que hay más electrones que pueden alinearse con el campo magnético externo.
El campo magnético de un metal también puede verse afectado por su temperatura. A medida que aumenta la temperatura de un metal, disminuye su susceptibilidad magnética. Esto se debe a que los electrones del metal se vuelven más energéticos y se mueven de forma más aleatoria, lo que les dificulta alinearse con un campo magnético externo.
Las propiedades magnéticas de los metales son importantes para una variedad de aplicaciones, como en la construcción de imanes, sensores magnéticos y dispositivos de registro magnético.