Por el contrario, una superficie rugosa tendría desniveles o irregularidades más notorias, como protuberancias, hoyos o ranuras. Estas características pueden crear más resistencia al movimiento y aumentar la fricción entre dos superficies en contacto.
La suavidad o rugosidad de una superficie puede tener un impacto significativo en la cantidad de fricción generada. Generalmente, cuanto más lisa es la superficie, menor es la fricción. Esto se debe a que hay menos obstáculos que los objetos deben superar cuando se mueven sobre una superficie lisa, lo que resulta en menos resistencia y menos pérdida de energía debido a la fricción.
Comprender el papel de la suavidad de la superficie en la fricción es esencial en diversos campos, incluidos la ingeniería, la física, la ciencia de los materiales e incluso la vida cotidiana. Ayuda a optimizar el rendimiento de los sistemas mecánicos, diseñar lubricantes eficientes y mejorar la eficiencia y seguridad de diversos mecanismos.