La Tierra recibe una gran cantidad de energía del sol en forma de radiación solar de onda corta. Esta radiación atraviesa la atmósfera y es absorbida por la superficie terrestre, calentándola. Luego, la superficie de la Tierra emite radiación terrestre de onda larga a la atmósfera. Parte de esta radiación es absorbida por los gases de efecto invernadero de la atmósfera, mientras que el resto escapa al espacio.
El equilibrio entre la radiación solar entrante y la radiación terrestre saliente determina la temperatura de la Tierra. Si la Tierra absorbe más radiación solar de la que emite, su temperatura aumentará. Por el contrario, si emite más radiación de la que absorbe, su temperatura disminuirá.
El equilibrio de la radiación se ve afectado por varios factores, incluida la cantidad de radiación solar que llega a la superficie de la Tierra, la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera y la temperatura de la superficie de la Tierra. Los cambios en cualquiera de estos factores pueden alterar el equilibrio y provocar cambios en el clima de la Tierra.
Por ejemplo, un aumento en las concentraciones de gases de efecto invernadero hará que la atmósfera absorba más radiación terrestre, lo que conducirá a un aumento de la temperatura de la Tierra. Este es el mecanismo principal detrás del cambio climático causado por el hombre.
El equilibrio de la radiación es un proceso complejo, pero es esencial para comprender el clima de la Tierra. Al comprender cómo funciona el equilibrio de la radiación, podemos predecir mejor cómo cambiará el clima de la Tierra en el futuro.