La sensibilidad es una medida de la facilidad con la que un explosivo puede iniciarse mediante impacto, calor o fricción. Normalmente se expresa como un valor entre 0 y 10, siendo 0 el menos sensible y 10 el más sensible.
La sensibilidad de un explosivo está determinada por varios factores, incluido el tipo de explosivo, el tamaño de las partículas y la presencia de impurezas. Algunos explosivos, como la nitroglicerina, son extremadamente sensibles y pueden detonar incluso con una pequeña cantidad de calor o fricción. Otros explosivos, como el nitrato de amonio, son relativamente insensibles y requieren una cantidad significativa de calor o fricción para iniciar la detonación.
La sensibilidad de un explosivo es una consideración de seguridad importante, ya que puede afectar la probabilidad de una explosión accidental. Los explosivos con alta sensibilidad deben manipularse con sumo cuidado y almacenarse en un lugar fresco y seco.