Aquí tienes una idea general de qué tan rápido acelera una bala:
1. Aceleración inicial: Inmediatamente después de que el percutor golpea el cebador y enciende el propulsor, la presión dentro del cañón del arma aumenta rápidamente. Esta presión actúa sobre la base de la bala, impulsándola hacia adelante con una fuerza tremenda. La aceleración en esta fase inicial puede ser extremadamente alta, haciendo que la bala gane velocidad rápidamente.
2. Curva de presión: La presión dentro del cañón aumenta hasta un máximo y luego disminuye a medida que la bala desciende por el cañón. La aceleración disminuye en consecuencia a medida que cae la presión.
3. Longitud del cañón: La longitud del cañón del arma juega un papel crucial en la aceleración. Los cañones más largos permiten que los gases propulsores actúen más tiempo sobre la bala, proporcionando un mayor impulso y, por tanto, una mayor velocidad. Esto significa que las balas disparadas con cañones más largos generalmente alcanzan velocidades más altas en comparación con las disparadas con cañones más cortos.
4. Masa del proyectil: La masa de la bala también afecta la aceleración. Las balas más pesadas requieren más fuerza para acelerar que las balas más ligeras. Por lo tanto, las balas más ligeras suelen acelerar más rápido que las más pesadas cuando se disparan con la misma arma de fuego.
5. Carga propulsora: La cantidad y el tipo de propulsor utilizado en la munición influyen en la aceleración. Las cargas propulsoras más altas generan una mayor presión, lo que resulta en una mayor aceleración.
Como referencia, algunos cartuchos de rifle de alta potencia pueden propulsar balas a velocidades superiores a 3000 pies por segundo (914 metros por segundo) dentro de un cañón de unas pocas pulgadas de longitud. Es importante tener en cuenta que estas cifras son aproximadas y pueden variar según combinaciones específicas de armas de fuego y municiones.