En los sólidos, la difusión es un proceso muy lento debido a los fuertes enlaces interatómicos que mantienen los átomos o moléculas en una posición fija. Los sólidos tienen estructuras más ordenadas con disposiciones atómicas rígidas, lo que dificulta la difusión en comparación con los líquidos o gases. La velocidad de difusión en sólidos depende de varios factores, incluida la temperatura, el tamaño de las especies que se difunden y la estructura cristalina del sólido. Generalmente, los sólidos pueden tardar mucho en difundirse. Por ejemplo, en algunos metales, la difusión de los átomos puede tardar años o incluso siglos en ocurrir a temperatura ambiente. En otros casos, como en los semiconductores, la difusión puede acelerarse aplicando calor o introduciendo defectos en la red cristalina para aumentar la movilidad de los átomos.