Se cree que la estructura amorfa del boro se debe a su pequeño tamaño atómico y su alta electronegatividad. El pequeño tamaño atómico significa que los átomos de boro pueden agruparse muy juntos, mientras que la alta electronegatividad significa que los átomos se sienten fuertemente atraídos entre sí. Esta combinación de factores conduce a la formación de una estructura fuerte y rígida.
La estructura amorfa del boro también es responsable de su elevada dureza. Esto se debe a que la disposición desordenada de los átomos dificulta la propagación de las grietas a través del material. Como resultado, el boro se utiliza a menudo en aplicaciones donde se requiere una alta dureza, como en herramientas de corte y materiales abrasivos.
La baja densidad del boro también se debe a su estructura amorfa. Esto se debe a que la disposición desordenada de los átomos deja mucho espacio vacío entre los átomos. Como resultado, el boro es uno de los elementos más ligeros, con una densidad de sólo 2,34 gramos por centímetro cúbico.
La buena conductividad térmica y eléctrica del boro también se debe a su estructura amorfa. Esto se debe a que la disposición desordenada de los átomos permite que el calor y la electricidad fluyan fácilmente a través del material. Como resultado, el boro se utiliza a menudo en aplicaciones donde se requiere una alta conductividad térmica y eléctrica, como en dispositivos electrónicos y disipadores de calor.