Es imposible mirar directamente dentro de la caja y observar al gato sin alterar la superposición cuántica y provocar el colapso de la función de onda. Simplemente observar la caja introduciría interferencias externas y, por lo tanto, el gato ya no existiría simultáneamente en ambos estados.
En mecánica cuántica, la función de onda representa todos los estados posibles de un sistema hasta que se observa o mide. En el experimento del gato de Schrodinger, el gato estaría en una superposición de estados, tanto vivo como muerto, hasta el momento en que se abre la caja.
Por lo tanto, para preservar la superposición cuántica y evitar perturbar el experimento, es imposible echar un vistazo al gato de Schrodinger sin afectar el resultado.