El material se llama cuprato y fue descubierto en 1986. Los cupratos son una clase de materiales cerámicos que contienen átomos de cobre y oxígeno, y son los superconductores de temperatura más alta conocidos hasta la fecha.
Los superconductores son materiales que conducen la electricidad sin resistencia, lo que los hace muy eficientes. Sin embargo, la mayoría de los superconductores sólo funcionan a temperaturas muy bajas, lo que dificulta su uso en aplicaciones prácticas. Los cupratos, por otro lado, pueden ser superconductores a temperaturas mucho más cercanas a la temperatura ambiente, lo que los hace más prometedores para su uso en el mundo real.
A pesar del potencial de los cupratos, los científicos aún no comprenden completamente cómo funcionan. Esto se debe a que los cupratos son materiales muy complejos y su comportamiento está influenciado por muchos factores diferentes.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge ha arrojado algo de luz sobre cómo funcionan los cupratos. El estudio, publicado en la revista Nature Physics, encontró que la clave para comprender los cupratos radica en la forma en que sus electrones interactúan entre sí.
Los investigadores descubrieron que los electrones de los cupratos forman pares llamados pares de Cooper. Estos pares de Cooper son responsables de la superconductividad de los cupratos. Los investigadores también descubrieron que la fuerza de la interacción entre los electrones se ve afectada por la temperatura del material.
Este hallazgo podría conducir al desarrollo de nuevos materiales que sean incluso mejores superconductores que los cupratos. Al comprender cómo interactúan los electrones de los cupratos entre sí, los científicos pueden diseñar materiales que tengan interacciones electrón-electrón más fuertes y que, por lo tanto, puedan ser superconductores a temperaturas más altas.
El descubrimiento de los cupratos y la comprensión de cómo funcionan podrían tener un gran impacto en la tecnología. Los superconductores podrían usarse para fabricar cables eléctricos más eficientes, computadoras más potentes y dispositivos de imágenes médicas más sensibles.