Grandes embalses: La construcción de grandes represas y embalses puede aumentar el peso sobre la corteza terrestre, provocando cambios en la distribución de las tensiones y potencialmente induciendo actividad sísmica. Por ejemplo, la presa Koyna en India se ha relacionado con una mayor actividad sísmica en la región circundante.
Fracking e Inyección de Fluidos: La fracturación hidráulica (fracking) y la inyección de aguas residuales en formaciones subterráneas profundas pueden alterar las presiones del subsuelo, lo que lleva a un aumento de la actividad sísmica. Este fenómeno suele estar localizado y asociado con sistemas geotérmicos mejorados o inyección subterránea para almacenamiento o eliminación de residuos.
Actividades Mineras: Las operaciones mineras subterráneas pueden inducir eventos sísmicos al alterar los patrones de tensión y crear huecos o fracturas en la roca. Los eventos de colapso o hundimiento son de magnitud relativamente pequeña, pero pueden ocurrir cerca de áreas pobladas.
Terremotos provocados: Los grandes terremotos pueden desencadenar indirectamente otros eventos sísmicos a través de procesos en cascada conocidos como "desencadenamiento de terremotos" o "sismicidad inducida". Este fenómeno ocurre cuando la energía liberada por un terremoto importante cambia las condiciones de tensión en otros lugares, lo que hace más probable que otras fallas cercanas se deslicen y produzcan terremotos más pequeños.
Es importante señalar que, si bien las actividades humanas pueden influir o contribuir a la actividad sísmica en áreas específicas, predecir o controlar los terremotos aún no es completamente posible debido a la complejidad de los procesos geológicos involucrados. Por lo tanto, la mayoría de los esfuerzos se centran en comprender los riesgos potenciales e implementar medidas para mitigar los impactos de los terremotos, como mejorar los códigos de construcción, el monitoreo sísmico y la educación pública.