Publicada en la revista Physical Review Fluids, esta investigación está dirigida por científicos de la Universidad de Toronto y la Universidad Nacional de Singapur. Crearon una configuración experimental única que consistía en un recipiente lleno de agua y un altavoz colocado debajo. Al generar ondas sonoras de diferentes frecuencias y amplitudes, introdujeron vibraciones en la superficie del líquido.
Lo que observaron fue bastante notable. Cuando se colocaba una pequeña gota de agua o aceite sobre la superficie del líquido, comenzaba a bailar de una manera fascinante. Dependiendo de la frecuencia y la intensidad de las ondas sonoras, la gota giraba, subía y bajaba e incluso saltaba varios centímetros en el aire, desafiando la gravedad por un momento.
Sorprendentemente, las gotas siguieron un patrón preciso en su movimiento, sincronizado con las ondas sonoras. Los investigadores explicaron este fenómeno utilizando una combinación de fuerzas capilares, fuerzas de radiación acústica y las frecuencias de resonancia naturales de las gotas. Básicamente, las ondas sonoras crean gradientes de presión que deforman la forma de la gota e inducen estos intrincados movimientos.
Este descubrimiento, según los investigadores, podría tener implicaciones potenciales en campos como el de los microfluidos, donde el control preciso de las gotas de líquido es esencial. También podría allanar el camino para nuevas técnicas de manipulación y autoensamblaje de partículas.
Pero lo que hace que esta investigación sea particularmente cautivadora es la pura belleza de la danza de las gotas levitantes. Los vídeos que acompañan al estudio muestran estas pequeñas gotas que aparentemente desafían las leyes de la física, girando y rebotando con gracia sobre la superficie del líquido. Es un verdadero testimonio de la magia de la ciencia, donde la naturaleza revela sus maravillas ocultas a través de fenómenos inesperados y fascinantes.