Es posible que ya esté familiarizado con la Ley de Boyle por sus experiencias cotidianas. Por ejemplo, cuando inflas una llanta de bicicleta, estás comprimiendo el aire dentro de la llanta, lo que aumenta su presión. De manera similar, cuando abres una lata de refresco, la presión dentro de la lata disminuye a medida que aumenta el volumen del gas.
La ley de Boyle también se puede explicar utilizando la teoría cinética de los gases. Según esta teoría, los gases están compuestos de partículas diminutas que están en constante movimiento. Cuando el volumen de un gas disminuye, las partículas tienen menos espacio para moverse, lo que hace que choquen entre sí con mayor frecuencia. Esta mayor frecuencia de colisiones da como resultado una presión más alta. Por el contrario, cuando aumenta el volumen de un gas, las partículas tienen más espacio para moverse, lo que hace que choquen entre sí con menos frecuencia. Esta menor frecuencia de colisiones da como resultado una presión más baja.
La Ley de Boyle es un principio fundamental de la física que tiene aplicaciones en muchos campos diferentes, como la ingeniería, la química y la biología. También es un tema común en los cursos de física de la escuela secundaria y la universidad.