Los matemáticos se dedican a resolver problemas. En el proceso de estos intentos de resolución de problemas, exploran ideas y, a veces, se les ocurren otros problemas matemáticos con los que jugar. Algunos de estos problemas pueden requerir generaciones de matemáticos durante toda su carrera para resolverlos, y algunos requieren la ayuda de una supercomputadora. Otros parecen simplemente irresolubles, aunque el consenso general es que eventualmente deberíamos poder resolver todos los problemas matemáticos.
La conjetura de Collatz, o el "problema 3n+1", es algo que todavía estamos esperando que se resuelva. Introducida en 1937 por el matemático alemán Lothar Collatz, la conjetura de Collatz es una pregunta aparentemente sencilla con una respuesta sorprendentemente esquiva. La conjetura postula que si repites dos operaciones aritméticas simples, eventualmente terminarás transformando cada número entero positivo en el número uno. El problema es que aún no se ha demostrado que esto sea cierto para todos los números enteros. Quizás con algún número la secuencia galopa hacia el infinito.
Los matemáticos han probado millones de números naturales y nadie ha demostrado que estuvieran equivocados. Pero tampoco nadie ha demostrado que sea incondicionalmente correcto. Se cita al legendario matemático húngaro Paul Erdos diciendo:"Es posible que las matemáticas no estén preparadas para este tipo de problemas".
A Collatz se le ocurrió su conjetura apenas dos años después de doctorarse en la Universidad de Berlín. Para alguien que hizo un trabajo matemático tan importante en su carrera, es notable que sea conocido por un problema novedoso, uno que podría ser evaluado por un grupo de estudiantes de cuarto grado. Si bien todos los cálculos respaldan la idea de que la conjetura es cierta, el hecho de que haya permanecido sin resolver durante 86 años la hace aún más intrigante.