1. Temperatura: Las temperaturas extremas pueden suponer riesgos importantes para los escaladores. Las altas temperaturas pueden provocar deshidratación, agotamiento por calor e insolación, mientras que las bajas temperaturas pueden provocar hipotermia y congelación. Los escaladores deben vestirse apropiadamente para el rango de temperatura esperado y estar preparados para ajustar sus planes si las condiciones cambian.
2. Viento: Los vientos fuertes pueden hacer que la escalada sea peligrosa al reducir la visibilidad, aumentar el riesgo de caída de objetos y dificultar el mantenimiento del equilibrio. Los escaladores deben conocer las velocidades y direcciones previstas del viento y ajustar sus planes en consecuencia.
3. Precipitación: La lluvia, la nieve y el hielo pueden hacer que la escalada sea más desafiante y peligrosa. Las rocas mojadas o heladas pueden ser resbaladizas y difíciles de agarrar, y las precipitaciones también pueden reducir la visibilidad. Los escaladores deben estar preparados para la posibilidad de precipitaciones y tener el equipo necesario para mantenerse secos y seguros.
4. Relámpago: Los rayos son un peligro grave para los escaladores, ya que pueden caer en cualquier lugar y provocar lesiones graves o la muerte. Los escaladores deben estar atentos a la previsión meteorológica y evitar escalar en zonas donde se esperan tormentas.
5. Nubosidad: La cobertura de nubes puede afectar la cantidad de luz solar disponible, lo que puede afectar la temperatura, la visibilidad y las condiciones generales de ascenso. Los escaladores deben estar preparados para los cambios en la cobertura de nubes y ajustar sus planes en consecuencia.
Al observar atentamente el clima, los escaladores pueden tomar decisiones informadas sobre cuándo y dónde escalar, y tomar las precauciones necesarias para garantizar su seguridad.