Los activistas climáticos que destrozan el arte y los museos son a menudo miembros de grupos como Extinction Rebellion, Just Stop Oil y Last Generation. Estos grupos utilizan la desobediencia civil y la acción directa para resaltar la urgente necesidad de acción climática. Creen que al alterar la sociedad, pueden obligar a los gobiernos y las corporaciones a escuchar sus demandas.
El vandalismo del arte y los museos ha suscitado reacciones encontradas. Algunas personas apoyan las acciones de los activistas climáticos, creyendo que son una forma necesaria de llamar la atención sobre la crisis climática. Otros condenan el vandalismo, argumentando que está dañando un valioso patrimonio cultural y es contraproducente para la causa del activismo climático.
Es probable que el debate sobre la eficacia del activismo climático que implica vandalismo continúe a medida que la crisis climática empeore. Los activistas involucrados en estas acciones creen que tienen la obligación moral de actuar en cualquier forma que puedan para llamar la atención sobre la urgente necesidad de actuar por el clima.