Los físicos resuelven un antiguo enigma sobre cómo las polillas encuentran parejas distantes
Las polillas usan sus antenas y alas para sentir la dirección y la intensidad de una feromona de apareamiento emitida por la hembra de su especie. Siguen esta columna química hasta la hembra a través de un proceso llamado seguimiento de feromonas. Las polillas macho pueden detectar concentraciones extremadamente pequeñas de moléculas de feromonas en el aire. Lo hacen combinando información de diferentes neuronas receptoras de detección de feromonas alojadas en estructuras especializadas en sus antenas y su capacidad para detectar el flujo de aire sobre sus alas con extrema sensibilidad. Las neuronas receptoras envían señales eléctricas a su cerebro para informar las correcciones de su trayectoria de vuelo hacia la polilla hembra que libera la feromona.