En el contexto de los murciélagos, este dicho podría interpretarse como una advertencia contra confiar únicamente en la ecolocalización para determinar qué comer. Los murciélagos utilizan la ecolocalización para navegar y localizar a sus presas, pero no pueden saborear ni oler su comida antes de consumirla. Como resultado, a veces pueden atrapar y comer cosas que no saben bien o que incluso son dañinas.
Este dicho sirve como recordatorio de que es importante estar abierto a probar cosas nuevas, pero también ser cautelosos y perspicaces en nuestras elecciones. No todo lo que parece atractivo puede resultar, en última instancia, satisfactorio o beneficioso. Es una buena idea considerar varios factores y recopilar más información antes de comprometerse con algo basado únicamente en las primeras impresiones o las apariencias externas.