La falta de olor es un estado de carácter derivado de las mechas de pelo masculinas, una condición que sólo aparece en algunas especies en lugar de ser el estado ancestral de todas las especies del género. Aunque el estado sin olor existe en múltiples clados de mechas, evolucionó a través de eventos independientes específicos del linaje en lugar de ser heredado de un ancestro compartido.
Se cree que varios factores contribuyen a este cambio evolutivo de emitir feromonas a depender de señales alternativas no químicas:
Asignación de recursos:invertir en la producción de aromas puede resultar costoso para los hombres en términos de energía y nutrientes. La falta de olor podría ser el resultado de la reasignación de estos recursos a otros aspectos de su historia de vida, como el rendimiento del vuelo o la longevidad, lo que puede mejorar su éxito en el apareamiento.
Evitar depredadores y parásitos:la producción de olores puede atraer no sólo a parejas potenciales sino también a enemigos naturales, como depredadores o parasitoides. No tener olor podría suponer una ventaja al reducir el riesgo de ser detectado y atacado.
Características del hábitat y el clima:la eficacia de las señales químicas está influenciada por factores ambientales, incluida la estructura del hábitat, la temperatura y la humedad. En ciertos entornos, las señales visuales pueden ser más confiables y eficientes para la comunicación a larga distancia y la atracción de pareja.
Densidad de población e interacciones intraespecíficas:la falta de olor podría ser una estrategia adaptativa en especies o poblaciones locales donde los machos tienen densidades bajas y encuentran pareja con poca frecuencia. En tales situaciones, depender del olfato para la comunicación a larga distancia puede resultar ineficaz y los hombres pueden beneficiarse al invertir más en señales visuales o interacciones entre hombres.
Es importante tener en cuenta que, si bien algunas mariposas macho de pelo corto carecen de androconia y no producen fragancia, aún emiten otros olores no sexuales, por ejemplo, los que intervienen en disuadir a los depredadores o como componentes de secreciones defensivas.
La evolución de la falta de olor en las mariposas con rayas es un testimonio de las diversas adaptaciones que pueden ocurrir en las estrategias de atracción de pareja. Diferentes condiciones ambientales y ecológicas pueden dar forma a la evolución de la comunicación sensorial, influyendo en la prevalencia y la importancia del olor en la elección de pareja.