La capacidad de inhibir conductas previas implica varios procesos cognitivos y conductuales:
1. Señales ambientales :El primer paso es reconocer que el entorno ha cambiado. Esto implica prestar atención a las señales y señales ambientales que indican un cambio en las condiciones.
2. Actualización de modelos internos :A partir de los cambios ambientales percibidos, los individuos actualizan sus modelos mentales internos o representaciones del mundo. Estos modelos guían el comportamiento y las predicciones sobre los resultados de las acciones.
3. Control cognitivo :Entran en juego procesos de control cognitivo, como la atención selectiva, la inhibición de respuestas y la memoria de trabajo. La atención selectiva ayuda a las personas a centrarse en las señales ambientales relevantes mientras ignoran las irrelevantes. La inhibición de la respuesta permite a los individuos suprimir respuestas automáticas o prepotentes que ya no son apropiadas. La memoria de trabajo almacena y manipula temporalmente información, lo que permite a las personas considerar múltiples opciones y elegir la respuesta más adecuada.
4. Reevaluación de los planes de acción :Con los modelos internos actualizados y los mecanismos de control cognitivo, los individuos reevalúan sus acciones previamente planificadas. Evalúan si las acciones siguen alineadas con las nuevas demandas medioambientales.
5. Mecanismos inhibidores :Si las acciones anteriores se consideran ineficaces o inadecuadas, se activan mecanismos inhibidores para suprimirlas. Estos mecanismos pueden operar a diferentes niveles, como el sensorial, el motor o el cognitivo. Por ejemplo, a nivel motor, los individuos pueden inhibir los movimientos musculares asociados con la conducta anterior.
6. Aprendizaje y Adaptación :A través de la exposición repetida al entorno cambiado y el proceso de inhibición del comportamiento previo, los individuos aprenden gradualmente nuevas asociaciones entre señales ambientales y acciones apropiadas. Este proceso de aprendizaje les ayuda a adaptarse y desarrollar nuevas estrategias de comportamiento que sean más efectivas en las nuevas circunstancias.
Inhibir el comportamiento previo es un aspecto fundamental de la flexibilidad conductual, que es esencial para la supervivencia y el éxito en un mundo dinámico y en constante cambio. Permite a las personas ajustar sus acciones, explorar nuevas posibilidades y responder adecuadamente a nuevos desafíos y oportunidades.