- Necesidad de control. Culpar a la víctima puede dar a la gente una sensación de control sobre un mundo aterrador. Si creen que la víctima hizo algo mal, entonces pueden estar seguros de que eso no les sucederá a ellos.
- Autodefensa. Culpar a la víctima puede ser una forma para que las personas se protejan de sentirse incómodas por el sufrimiento de la víctima. Si creen que la víctima merecía lo sucedido, entonces no tienen por qué sentirse culpables ni responsables.
- Injusticia. Culpar a la víctima puede ser una manera de que las personas enfrenten la injusticia que a menudo sienten cuando suceden cosas malas. Si pueden encontrar una manera de culpar a la víctima, entonces no tendrán que cuestionar la justicia del mundo.
- Presión social. Culpar a la víctima a veces puede ser una forma de ajustarse a las normas sociales. Si todos los demás culpan a la víctima, puede resultar difícil destacar y no estar de acuerdo.
- Desinformación. A veces la gente culpa a las víctimas porque simplemente están mal informadas sobre los hechos de lo sucedido. Pueden creer que la víctima hizo algo malo, cuando en realidad no fue así.
Culpar a la víctima nunca está bien. Es una forma dañina e injusta de afrontar situaciones difíciles. Si culpa a la víctima, intente ser consciente de su parcialidad y desafíe sus suposiciones.