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    Cómo un anfibio improbable sobrevivió al día del juicio final
    El ajolote, un intrigante anfibio nativo de México, ha logrado sobrevivir a sus encuentros con las fuerzas de la evolución y adaptarse a una existencia única y exclusivamente acuática. A pesar de pertenecer a la misma familia que las salamandras, el ajolote presenta una característica notable conocida como neotenia, que detiene su metamorfosis hacia una forma adulta terrestre. Esto permite que los ajolotes pasen toda su vida como larvas acuáticas juveniles.

    El hábitat del ajolote, el lago Xochimilco, alguna vez cubrió 1,450 kilómetros cuadrados en el Valle de México. Sus aguas, alimentadas por los volcanes nevados que rodean la zona, proporcionaban un remanso de rica biodiversidad. Sin embargo, con el tiempo, las actividades humanas comenzaron a invadir y disminuir el ecosistema del lago Xochimilco, lo que llevó a su eventual degradación. A pesar de estos desafíos, los ajolotes lograron perdurar, adaptándose a las nuevas condiciones ambientales y continuando su existencia neoténica.

    A lo largo de su evolución, los ajolotes se han mantenido prácticamente sin cambios. Su composición genética mantiene un nivel increíblemente alto de homocigosidad, lo que significa que los individuos son esencialmente genéticamente idénticos. Si bien esto se considera una desventaja en términos de variación genética, sirve como una estrategia evolutiva para preservar sus características únicas y resistir los cambios que puedan ocurrir debido a las mutaciones.

    La capacidad de regenerar diversas partes del cuerpo, como las extremidades y la cola, es uno de los rasgos más excepcionales de los ajolotes. Es una característica cautivadora que los ha convertido en un tema de fascinación para los científicos. El proceso de regeneración de las extremidades implica los esfuerzos coordinados de múltiples tipos de células, y las células de los ajolotes parecen poseer un talento notable para esta tarea. Comprender sus capacidades regenerativas podría ser la clave para desbloquear avances médicos innovadores en la regeneración y reparación de tejidos humanos.

    Además, la resistencia del ajolote a ciertos tipos de cáncer es otro aspecto fascinante de su biología. Si bien no son completamente inmunes al cáncer, exhiben una incidencia significativamente menor de desarrollo de tumores en comparación con otras especies. Los investigadores han estado estudiando esta resistencia con la esperanza de obtener información sobre cómo prevenir o tratar el cáncer en humanos.

    En las últimas décadas, el hábitat del ajolote se ha enfrentado a preocupaciones de conservación cada vez más urgentes. La contaminación ambiental y la superpoblación de la zona con especies invasoras suponen graves amenazas para su supervivencia. A pesar de estos desafíos, han surgido varios esfuerzos de conservación, incluidas iniciativas de reforestación y prácticas agrícolas sostenibles. Estos esfuerzos tienen como objetivo proteger el hábitat natural del ajolote y garantizar la supervivencia continua de esta cautivadora criatura.

    La capacidad de los ajolotes para resistir y prosperar frente a los cambios ambientales y las presiones evolutivas dice mucho sobre su resiliencia y adaptabilidad. Sus características únicas, incluida su neotenia, capacidad de regeneración y resistencia al cáncer, las han convertido en una fuente de fascinación y potencial para avances científicos. A medida que los esfuerzos de conservación continúan abordando los desafíos que enfrenta su medio ambiente, los ajolotes se erigen como símbolos de resiliencia e inspiración en un mundo en constante transformación.

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